lunes, noviembre 05, 2012

El bote



Cuando llegué al pequeño restaurant al pie del estero, después de un largo día de estar volando y rodando en avión, autobús y camioneta, me senté a admirar el paisaje esperando que llegara lo que pedimos para comer. Era un atardecer apacible y la brisa soplaba suave refrescándome agradablemente. Observaba hacia el estero y me percataba de cómo el ritmo de la vida era pausado, sin esa necedad que tenemos de apresurar las cosas y vivir cada vez más rápido como lo requiere el ajetreado mundo de la ciudad en el cual estoy inmerso, las aves volando en el horizonte, los pescadores caminando lentamente hacia sus embarcaciones o transitando por el canal de igual forma y los botes anclados moviéndose al compás de las tenues olas que agitaban el agua. La mayoría de estas pequeñas embarcaciones mostraban el paso del tiempo y el largo camino navegado hasta ese día en que los observaba.
El estaba anclado junto a otros más con los que compartía ese pequeño espacio cercano a la orilla. Su pintura descascarada y las marcas que el tiempo le había conferido hacia que se destacara en particular como una alegoría de la vida que llevamos y la cual nos pasa factura constantemente recordándonos la fugacidad de la vida. Pienso que como estos botes nosotros vamos navegando a lo largo de la vida en temporadas de clama o en otras borrascosas, que en cualquier momento podemos zozobrar no importando si nos parecemos a este bote o a un lujoso transatlántico. Es curioso cómo he podido imaginar a las personas como embarcaciones en este gran mar que es la vida.

2 comentarios:

AleMamá dijo...

Bonitos posts, Xuravet, pero has bajado notoriamente la producción de ellos desde el año que partió este blog. ¡Ánimo!
Saludos desde Chile

Xuravet dijo...

Ya me está volviendo algo de inspiración y espero que pronto suba un poco el nivel de este pequeño rincón.

Un abrazo querida amiga.