jueves, agosto 31, 2006

El día que pude haber dejado de existir


Hace unas semanas al estar en casa de mis padres me puse a observar las fotografías que tiene mi madre sobre el piano, en una de ellas estamos mis dos hermanos y yo cuando éramos pequeños, yo tenía aproximadamente 6 años, mi hermano mayor 8, el pequeño 5 y mi hermana acababa de nacer .
Esta imagen me trajo algunos recuerdos de lo que pasó ese día y mi padre me corroboró los hechos, resulta que en esa ocasión mi padre, que en ese entonces era agente de ventas de una fábrica de jabón, nos llevó a todos de viaje con él, esa tarde la tuvo libre y paseamos por los alrededores del lago de Pátzcuaro hasta que nos detuvimos en el mirador “el Estribo” y nos tomó esa fotografía a los tres sentados en la pequeña barda que delimitaba el barranco (yo soy el de en medio). Después de eso estuvimos contemplando el paisaje y mi hermano pequeño, que era muy pero muy travieso, me empujo cuando yo estaba de espaldas al vacío y caí, recuerdo que fue muy rápido y afortunadamente había un pequeño terraplén el cual detuvo mi caída y me quedé viendo asombrado a mi hermano y a mi padre que me extendía la mano para sacarme de ahí sin hacerme daño, de no haber existido éste, el que hubiese dejado de existir sería yo.

Música: "Spirit of summer" del Álbum Prelude de Eumir Deodato

miércoles, agosto 30, 2006

Un viaje por la sierra. (Segunda parte)


Día 2. Desperté temprano y en ese momento pude ver claramente la habitación en la que pasamos lo poco de la noche que quedaba. Salí a conocer el lugar y pude apreciar lo que la obscuridad había ocultado bajo su manto, el CCI (Centro Coordinador Indigenista) esta enclavado en un pequeño valle en la sierra, justo junto a la comunidad de Santa María Ocotán, este centro es bastante grande y el paisaje que pude ver me dejó muy pensativo, hacia la parte baja se encuentra el pequeño poblado que en su mayoría constituye de casas de madera y algunas construcciones de piedra, rodeando este lugar la serranía se extiende con su gran ejercito de verdor, pinos oyameles y encinos lo constituyen aunque un poco mermados por la tala de que son objeto pues es uno de los pocos recursos con que cuentan para subsistir. Partiendo el valle un pequeño río serpentea para perderse a lo lejos de las colinas que hay. Después de disfrutar de la vista comenzamos con las labores que teníamos que realizar en este viaje. Al terminar el desayuno nos reunimos en el pequeño auditorio para ajustar los detalles de la campaña de difusión que tendríamos que hacer por las localidades de los alrededores con la población indígena. Una vez terminada la reunión, nos separamos en diferentes brigadas para poder cubrir el programa de trabajo, ese día me toco hacer el recorrido por tres localidades cercanas, la Guajolota, la candelaria y en Santa María. Llegamos a cada una de ellas y las personas ya nos estaban esperando, lo particular de estas poblaciones es que todas cuentan con una casa principal que tiene las funciones de centro de gobierno, en donde se reúnen las autoridades tradicionales para decidir sobre diversos asuntos. Cuando pasábamos a ellas, los hombres entraban para sentarse a los lados de los principales y dependiendo del tamaño del lugar entraban las mujeres a una parte más alejada en el recinto o simplemente observaban desde la puerta.
Cada evento lo observaba con avidez, me impregnaba del ambiente. Mi trabajo consistía en hacer fotografía, capturar los momentos que se iban sucediendo durante la jornada, para dar cuenta de loa acontecido; me sentía afortunado por el simple hecho de estar ahí, de poder hacer lo que me gusta y el encontrar motivos con que darle rienda suelta a mi vena creativa, capturar imágenes que aún ahora que las veo me siguen lleno de alegría. Los trayectos eran espectaculares, rodando por terracerías rodeadas de bosques y que a veces se hacían intransitables, por pasos estrechos con un precipicio al lado viendo las montañas perderse a lo lejos, sintiendome libre pues era la primera vez que estaba en un lugar así. terminamos nuestro recorrido en Santa María, donde los pobladores son mas reservados aún cuando estaban acostumbrados a la presencia de mestizos por la cercanía del CCI, concluimos la última reunión y regresamos para por fin comer algo después del trajín del día. Hablamos de lo ocurrido con los diferentes grupos y nos fuimos a descansar pues aún faltaban más poblaciones por visitar al siguiente día.

Música: "Clouds race across the sky" del álbum Engines of creation de Joe Satriani

viernes, agosto 25, 2006

La lluvia

La lluvia desata muchos recuerdos, muchas sensaciones que tengo muy grabadas en mi interior. Me gusta cuando llueve en la noche pues es cuando puedes escucharla de verdad, a esa hora dejan de existir las interferencias que cotidianamente nos acompañan y que hacen que pasen desapercibidas una gran cantidad de cosas, el ruido de fondo.
Anoche llovió con singular intensidad, escuche los diferentes momentos en que se desenvolvió la lluvia, cual si fuera una sinfonía me deje llevar por el cambio de intensidades, el ruido de los truenos que se acercaban o alejaban según su aparición y los ecos de estos. Todo este conjunto, aunado a la ausencia de luz, me llevo a lugares remotos por los que he transitado y disfrutado esta música natural, recuerdo una de tanta veces que estuve en la sierra de Durango, en una minúscula cabaña acostado en la parte superior de una litera oyendo y sintiendo la inmensidad que me rodeaba; o cuando estaba en la casa que alguna vez tuvo mi padre a las afueras de la ciudad de Morelia en Michoacán, rodeada del campo, en esos días que pasaba de vacaciones y en los cuales disfrutaba de esa sensación que me produce cuando veo, oigo y huelo la lluvia, ese sentimiento de una alegría llena de nostalgia, de cierta desazón.
Lugares en los que he disfrutado este sentimiento han sido muchos y cada vez que puedo lo sigo haciendo.

Música: “Djâni” del Álbum Oriental Bass de Renaud García Fons (Enja Records)