lunes, noviembre 13, 2006

Un viaje por la sierra (cuarta parte)

Día 3-4

Empezaba a obscurecer, la penumbra invadía poco a poco la montaña y daba paso a la noche que nos empezó a envolver con su manto de una frescura que al poco tiempo se convirtió en un frió muy agradable que no llegaba a ser intenso.
Salimos cuando la noche era casi inminente, los últimos rayos de la claridad del día rozaban las partes más altas de la serranía y el camino apenas se adivinaba, recorrimos esa sinuosa brecha que horas antes nos llevó a San Francisco y que ahora quedaba atrás, sumido en las sombras de la noche, y del que solo veíamos pequeñas luces provenientes de las viviendas que ya habían encendido sus velas o sus fogatas.
Las sensaciones que me llenaban en ese momento eran muchas y muy intensas, paulatinamente asimilaba estas experiencias disfrutando el paisaje de este recorrido nocturno que duró varias horas hasta que llegamos al CCI entrada la noche, y nos fuimos cada quien a su cabaña para cenar, descansar e intercambiar experiencias.
Muy temprano me levante y prepare mis cosas para regresar a la ciudad en cuanto todos estuvieran listos; mis compañeros de cabaña seguían dormidos y salí a recorrer el CCI. No obstante la hora del día, pude darme cuenta que la gran mayoría de los compañeros de otras cabañas ya habían partido y todo estaba vacío, de las 10 camionetas solo quedaban 2 con lo que el lugar adquiría una mayor magnitud, el aire era fresco y los sonidos de la mañana llenaban mis oídos, me dirigí de nuevo a mi cabaña y los que aún quedaban ya estaban despiertos.
Después de un buen desayuno comenzamos a subir las cosas a los vehículos, Juan Carlos, director del CCI, estaba en su oficina resolviendo unos pendientes con algunas personas de la comunidad y dejando instrucciones para los días posteriores. Ya estando listos para partir me dijeron que estaban próximas dos celebraciones religiosas de la comunidad y que era necesario que me quedara para hacer el registro fotográfico.
Eran las 11 de la mañana cuando las 2 camionetas salieron quedándome en el centro con otras dos personas. La tranquilidad era patente y la sensación de aislamiento muy grande, me daba cuenta de que estaba en la mitad de la nada a más de 12 horas de camino a cualquier parte en camioneta, prácticamente incomunicado, ahora estaba conmigo mismo lejos de todo y de todos. Empezaban días de muchos sucesos y mucho aprendizaje.

Música: "Broken Brains" del Álbum Invisible Threads de Andy Summers con John Etheridge

4 comentarios:

இலை Bohemia இலை dijo...

Gracias por ser nuestros ojos y compartir la experiencia.
Abrazos

Lunaria dijo...

Menudo viaje más interesante.
El viajar y conocer nuevos lugares, costumbres y gentes es una manera muy hermosa de culturizarse y relacionarse.
Un abrazo.

gaitero en el exilio dijo...

gran viaje, solo falto trepar al guayabo que dicen por ahi jejeje
tube un compañero mexicano en la universidad, era de Jalisco

bueno un saludo desde españa y sigue con tu blog

asco dijo...

que profunda soledad. Buena parte de nuestra vida necesitamos apartarse de semejante manera, yo, por ejemplo, lo necesito más que nunca, pero la cotidianidad me ha envuelto tanto que creo que nunca lo lograré, me está encantando el relato.