jueves, agosto 21, 2008

La cigarra


Ya no me cantes cigarra que se acabe tu sonsonete
que mi canto aquí en el alma como un puñal se me mete
sabiendo que cuando cantas pregonando vas tu muerte.

Marinero, marinero dime si es verdad que sabes
porque distinguir ya no puedo si en el fondo de los mares
no hay otro color más negro que el color de mis pesares.

Ay lara lai! Ay lara la! Ay lara lay!
no hay otro color más negro que el color de mis pesares

Un palomito al volar que llevaba el pecho herido
ya casi para llorar me dijo muy afligido
ya me canso de buscar un amor correspondido.

Bajo la sombra de un árbol y al compás de mi guitarra
canto alegre éste huapango porque la vida se acaba
y quiero morir cantando como muere la cigarra.

Ay lara lai! Ay lara la! Ay lara lay!
y quiero morir cantando como muere la cigarra.

Huapango.


En mis recientes vacaciones las cigarras cantaban con tal fuerza que parecía que estaban en tu hombro, buscando una la hallé en las plantas que estaban muy cerca de la habitación que tenía y tomé la foto que ilustra esta entrada.

1 comentario:

MBI dijo...

Encontré tu blog desde España, te saludo y vuelvo por aquí.