lunes, diciembre 03, 2012

Pequeños destellos de felicidad


Siempre estamos en busca de felicidad, algunos creen poder encontrarla en cosas materiales;  otros en las espirituales o en otras personas pero es real que la búsqueda de esta la hacemos durante toda la vida. Desde hace mucho tiempo tengo claro que la felicidad es pasajera, que se presenta en ciertos momentos y que destella con un brillo enorme pero que esta es muy fugaz y  está contenida en pequeñas cosas que no necesariamente vemos  en la dimensión adecuada. En estos tiempos, en el que el consumo de cosas materiales impera y en el que nos manejan que la felicidad está en todas esas cosas que nos imponen como modas y el mismo entorno crea necesidades artificiales y vacuas, me doy cuenta que no necesito la mayoría y que no “me llenan el ojo” como para ambicionarlas.
Hace unos días en que charlaba con mi madre, comentábamos sobre este tema y ahí le hice ver que en verdad lo que siento con respecto a muchas cosas, cito el ejemplo de la ropa o el calzado, que para muchos es importantísimo, no es algo que me signifique sobremanera, a diferencia de conocidos que siempre están a la búsqueda de artículos de “marca” o de tiendas de “prestigio”, no me atrae estar en este modo de búsqueda y, solamente cuando necesito algo voy y compro lo que me haga sentir cómodo y únicamente lo necesario; cito otro ejemplo como el de los aparatos electrónicos llámense teléfonos celulares, tablets, computadoras, equipos de sonido, etc. en verdad no los necesito y no los ambiciono, claro que hay algunos que me gustan, pero no me crean la necesidad de poseerlos y así podría enumerar más.
Siguiendo el sentido de éstas reflexiones, me puse a pensar en qué es eso que me ha dado destellos de felicidad a lo largo de mi vida y rememoré aquellas ocasiones en que pude o puedo sentirme de esa manera especial. Recordé que algo que me llena el espíritu es una caminata por el bosque en una tarde fresca, el dormir calientito y abrigado en invierno, saciar el hambre con algo que realmente disfrutas o cuando realmente lo necesitas, los momentos en que el amor verdadero está contigo y en comunión total (momentos  efímeros pero trabajas para que se repitan lo más constantemente durante la vida), leer un libro que te apasione y te proporciona algo a tu conocimiento y crecimiento personal, la risa de mi hijo cuando es feliz, proveerlo de lo que necesita y consentirlo (en la medida justa), escuchar música que te llega al alma y que tiene un contenido que aporta a tus sentidos y no los atrofia, cuando sientes el amor de tus padres, la verdadera amistad (excesivamente difícil de encontrar), sentir la brisa a la orilla del mar; y muchas cosas más.
Algo que debo destacar es que no soy partidario de la idea que nos imbuyen sobre que las cosas buenas de la vida son gratis pues i nos ponemos a analizar detenidamente, todo lo que enuncié anteriormente cuestan y mucho, pues debes de trabajar grandemente para poder tener la oportunidad de encontrar esos momentos en que estás lo suficientemente tranquilo y en el lugar adecuado para que se presente, ellos no vienen solos pues debemos propiciar las condiciones para que nos lleguen.