lunes, octubre 16, 2006

Un viaje por la sierra (3a. parte)


Continúo con este relato que se ha quedado inconcluso durante bastante tiempo.

Día 3.
La noche paso muy rápidamente pues el cansancio que acumule por la larga jornada anterior hizo que durmiera profundamente, desperté y la mañana hacía su primer atisbo al mundo en el que me encontraba, el frío se disipaba gradualmente y poco a poco el CCI entraba en actividad, tomé un baño vaquero que consistió en remojarme la parte superior del cuerpo en el agua de un recipiente que había en el exterior de la cabaña donde dormía y que se llenaba por medio de una manguera que estaba conectada a un manantial que fluía al otro lado del pequeño valle. Desayunamos y al terminar emprendimos la marcha de acuerdo a la programación que previamente acordamos. Ese día nos toco ir a otras tres comunidades que se encontraban en dirección contraria a las del día anterior, esas eran Cerro Verde, Ratones y San Francisco Ocotán.
Comenzamos a subir aún más por la sierra y entramos en un pequeño cañón por el que llegamos a Cerro Verde, esta población era más pequeña que las del día previo, estaba cercana a la ladera de las montañas sobre una meseta rectangular cubierta de árboles, la gente se congregó y las actividades se desarrollaron normalmente. Estuvimos poco más de una hora y salimos, regresamos por el pequeño cañón para después seguir subiendo pegados a la montaña, llegamos a un punto en donde el cambio de vegetación y las formaciones rocosas eran de una gran belleza, dimos la vuelta a éstas formaciones y del otro la de la montaña y pegada a las laderasencontramos a Ratones. Esta población era aún más pequeña, llegamos a lo que se podría considerar el centro de ésta donde solo había dos pequeñas construcciones de madera al lado del camino. Por lo que pude enterarme las casas de los pobladores se encontraban dispersas por los alrededores y solo caminando por veredas se podía acceder a ellas. Nuestra llegada era esperada y existía gran expectación con respecto de esta, se congregaron un número considerable de personas incluyendo gran cantidad de niños, hicimos el trabajo de difusión y al igual que en las veces anteriores partimos rápidamente para completar el recorrido.
Para llegar a San Francisco Ocotán tuvimos que regresar un trecho del camino hasta las formaciones rocosas que mencioné anteriormente y seguir un camino que se internaba aún mas en la serranía, pasaron poco más de dos horas y vislumbre un pequeño valle a la izquierda de nuestro trayecto, le dimos la vuelta entera a la serranía que rodeaba el valle para poder llegar hasta el y entrar de frente a la población. Esta momento fue el más espectacular de todos, pues al ir bajando hacia el pueblo me tope de frente con la vista de la iglesia del lugar, un construcción de adobe y madera con techo a dos aguas pero con una magia difícil de describir con palabras, pasamos de largo por este lugar y llegamos como al centro de gobierno. Esta localidad era proporciones más considerable y el casa de gobierno bastante amplia, las casas se encontraban a todo lo largo del pequeño valle y en gran número, ademas contaban con una pequeña clínica rural (IMSS-COPLAMAR), una escuela primaria y además de un albergue escolar del INI para los niños.

Como la gente no se había concentrado aún y ya estaba todo preparado para la reunión, me escape a esa iglesia que tanto me llamó la atención y pude tomar varias fotografía del edificio, teniendo cuidado de no faltar a alguna restricción que pudiese haber y que yo desconociera. La iglesia tenía una pequeña cruz atrial de madera bastante vieja y sobre una base de piedra y concreto, lo circundaba una barda de piedra que estaba destruida en varias partes del perímetro y afortunadamente me pude dar cuenta que en ese atrio sepultaban a sus muertos, no existían lápidas en las tumbas y más bien parecía una extensión plana de pasto seco, observé pequeñas cruces de madera a cierta distancia unas de otras y casi totalmente carcomidas por el tiempo, tuve bastante cuidado de no pisar en esas zonas.
Termine de sacar fotografías y regresé rápidamente a trabajar en la reunión, las autoridades tradicionales tomaron su sitio en el centro de la mesa que estaba dentro del salón y los hombres a los lados de ellos, las mujeres se colocaron más allá en un rincón de la sala y otras afuera se asomaban a la puerta. Algo que me llamo poderosamente la atención fue la autoridad principal, un Tepehuano de mediana edad que estaba al centro, en todo el tiempo en que estuvimos solo nos observaba sin pronunciar palabra alguna, su mirada era penetrante y de una gran dignidad y autoridad, llevaba a un lado el bastón que le confería su rango dentro de la comunidad, pude observar que los otros que ostentaban algún cargo llevaban uno. Este bastón de madera adornado con listones se transfiere de una autoridad a otra de acuerdo a sus usos y costumbres, los que llegan a los cargos más altos lo hacen después de muchos años en los que desempeñan diferentes ocupaciones y van escalando poco a poco.
Después de esta reunión nos fuimos al albergue escolar y pude conocer uno de los cientos de albergues que hay diseminados por las zonas indígenas del país, en ellos los niños se quedan durante toda la semana para asistir a la escuela ya que sus localidades quedan muy alejadas y es muy difícil regresar a ellas en un mismo día. Ahí les proporcionan alimentación y hospedaje y así pueden tener una preparación a la que de otra manera no podrían acceder.
El día concluyo en ese albergue, el sol empezaba a ocultarse y emprendimos el camino de regreso al CCI, pronto obscureció y observaba las sombras de los arboles y la silueta de la serranía que se dibujaba con la luz de la luna, iba pensando en todas las impresiones de estos tres días, en como hasta ese momento no tenía ni la más remota idea de que existieran lugares y gentes así, una alegría inmensa me embargaba y disfrute durante todo el trayecto del aire fresco y de los paisajes velados por la penumbra de la noche.
Llegamos entrada la noche al CCI para pasar la noche y temprano en la mañana regresar a la capital del estado, en ese momento no podía imaginar lo que me deparaban los siguientes días.

Música: "Signal to noise" del Álbum Up de Peter Gabriel

5 comentarios:

Lunaria dijo...

Interesante viaje del que tienes una maleta cargada de recuerdos.

Anónimo dijo...

Es la tercera entrega y al parecer el viaje lo sientes y lo recuerdas como si recién lo acabaras de hacer. Muchas veces ignoramos cómo viven nuestros hermanos en lugares que no están al alcance de nuestros ojos.
Saludos

இலை Bohemia இலை dijo...

eso es lo bueno de viajar, como te nutre y enriquece y como puedes volver a disfrutar del viaje rememorando...Ya nos seguiras contando...abrazos

Xuravet dijo...

Lunaria
Quisiera que esa maleta fuera más grande pero creo que tiene el tamaño suficiente. Saludos.
Enrique
El recuerdo es muy vívido, además de que hace poco más de un año pude regresar a esos parajes. La mayoría de las personas ignoran la existencia de esos hermanos que han subsistido en la marginalidad de la sociedad, con una riqueza cultural enorme que poco a poco se va perdiendo. He tenido la fortuna de poder hacer estos viajes y no los cambio por nada en el mundo. Un fuerte abrazo.

Bohemia
Disfruto mucho con la remembranza de esos viajes, y claro que está pendiente la parte final. Abrazos.

Romina
No desesperes, cuando menos acuerdes llegará esa persona que tanto anhelas, toma las cosas con calma. Yo sigo por aquí, aunque a veces no parezca que estoy, diariamente visito a muchas personas en sus blog's en más de una ocasión, pero no en todas dejo rastros de mi paso.
Un gran beso y un abrazo desde la distancia.

Cotu dijo...

pues si la parte final es tan interesante como esta no habr´aque perdersela. un saludo