martes, noviembre 06, 2012

Un buen lugar para comer, perdido en la inmensidad...




Llegamos al lugar y estacionamos los vehículos a la vuelta de la esquina, entramos en lo que que más que restaurant parecía una casa como cualquier otra accediendo al patio que estaba techado, con una serie de mesas dispuestas en varios grupos, un pequeño jardín central y alrededor  habitaciones en donde estaban la cocina, los baños, un lavadero con pileta de agua que hacía las veces de lavamanos y lo que parecían cuartos para dormir. Nos habían comentado que en ese lugar se comía muy bien y que era parada obligada cuando se pasa por esa localidad. Sabía que era un pueblo pequeño y que normalmente no habría gran cosa para comer, si es que lo hacíamos ahí.
Pozo de Ibarra es uno de tantos pueblos a los que normalmente como turista nunca vas al no haber gran cosa por ver pues se dedican a las labores agrícolas en esa parte del estado de Nayarit, la gente es humilde y vive tranquilamente con ese ritmo pausado que desconocemos en la ciudad. Para llegar nos fuimos muy temprano para tener tiempo suficiente y preparar las cosas para el trabajo del día, el trayecto lo disfruté inmensamente pues me gusta mucho ver el paisaje al amanecer, aspirar el aire puro del campo y los olores de la tierra que son muy distintos a la cotidianeidad en la que vivo y llenarme del verde de la vegetación. También me agrada la bruma de la mañana, ver los campos de cultivo y las aves volando desde temprana hora, aunado a eso y al estar muy cerca de la costa la diversidad de estas aves se hace mayor y muy agradable de ir descubriéndola a cada momento. También es patente como va incrementándose el calor y la humedad conforme va entrando la mañana y no dejé de sentirlo al no estar acostumbrado a este clima pero sin dejar de disfrutarlo.
Después de terminado el trabajo y ya estando en este pequeño lugar, nos pusieron unos ventiladores que hicieron más agradable la estadía y pedimos de comer siguiendo la recomendación de una persona de la localidad. La verdad mi expectativa del lugar no era muy grande, aunque siempre se come bien en lugares que cocinan de manera casera. Nos llevaron cervezas en una cubeta llena de hielo y la verdad se agradece tomar una bien fría en lugares tan calurosos. Para empezar nos llevaron ceviche de camarón que para ser sinceros es uno de los mejores que he comido con ese grado de picante adecuado a mi paladar y del que no quedó nada, después nos llevaron el que para mí fue el plato estelar, camarones al vapor que se cocinan con mantequilla y no se que más cosas que estuvo fenomenal, más bien parecía una sopa de camarón con un sabor inigualable y que jamás hubiera imaginado. De estos me serví dos platos pues además de deliciosos eran muy abundantes. Para rematar nos llevaron un queso fresco de la región que igualmente estaba delicioso, al final estaba totalmente satisfecho después de una gran comida que no me esperaba.
El restauran es el único que existe en Poso de Ibarra y lo conocen como los hermanos Rivera, si algún día estoy cerca de ahí no dudare en regresar. Las personas con las que estuve trabajando me comentaron que existen muchos lugarcitos así por toda la región y que hay una infinidad de recetas caseras muy buenas.

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